sábado, 1 de octubre de 2011

RELATO DE GALENA PARA MI CONCURSO

Este es el relato con el que participa Galena en mi concurso.
Espero os guste y dejéis vuestros comentarios.Contiene Lemon

ARGENTUM
Subí la cremallera de mi chaqueta hasta arriba cuando el aire congelado de la tarde me rodeó. Estaba oscureciendo y una fina capa de nubes cubría el cielo, volviéndolo gris.  Los árboles que rodeaban mi pequeña casa se mostraban gigantescos, sabios y ligeramente siniestros a esta hora del día.
Mi casa estaba ubicada en el medio del bosque y sólo un camino sin asfaltar podía sacarme de él, pero eso no era lo que yo quería, sino justo lo contrario. Hoy me adentraría en el bosque.
Llevaba puesta ropa oscura y mis manos estaba cubiertas por unos guantes con los dedos cortados, mi pelo iba recogido para que no me molestara. Hoy recogería los frutos de mi trabajo, o al menos eso esperaba. Poner trampas y esperar que algo caiga en ellas es un poco frustrante, pero no puedo cazar lo que quiero atacándolo de frente, primero debo debilitarlo.
Las hojas secas crujían bajo mis pies y sabía que eso me ponía en peligro, pero no podía evitarlo. Había sido el trabajo de meses y necesitaba encontrar algo que me animara a continuar, sólo esperaba no tener que usar la pistola que llevaba escondida en el bolsillo de mi chaqueta y que tan fuertemente agarrada tenía. Sólo había disparado a unas viejas latas, y aunque mi puntería no era mala no sabía como llevaría eso de matar a alguien. Supongo que no muy mal, de cualquier otro modo no habría puesto esas trampas por  el bosque. Sinceramente, no me consideraba una chica remilgada.
El cielo se oscureció rápidamente, ahora se veía de un azul ceniza apagado, pero el bosque ya estaba muy oscuro, tuve que sacar mi linterna de la mochila. Estaba cerca de la primera zona donde había colocado las trampas y me fui poniendo nerviosa. La idea de los cepos me la había dado un compañero de trabajo que tenía esa afición, muy bonito, si señor, matar por matar. Yo lo hacía por la investigación, la curiosidad, no por disfrutar con el sufrimiento de esos seres. Desde luego si él se hubiera enterado de que era realmente lo que esperaba cazar yo seguro que me habría tomado por loca.
El cepo estaba vacío. Decidí desconectarlo para evitar que cualquier animal cayese en él, la luna llena ya había pasado y ese era el momento más propicio para la caza del hombre lobo. Mi momento había pasado por este mes, pero todavía tenía dos oportunidades más antes de tirar la toalla, faltaban dos trampas por comprobar. Había sido muy difícil encontrar unos cepos de plata, por no decir imposible. Lo más cerca que podía estar de eso había sido comprar unos de metal y pagarle a un tipo muy raro para que los bañara en plata. En realidad no estaba segura de que fuese a funcionar, pero tenía que intentarlo. Escondí el cepo desactivado entre las raíces profundas de un árbol y lo cubrí con helechos y hojas. Mañana a la luz del día volvería para recogerlos con el coche y llevármelos hasta el próximo plenilunio.
El segundo cepo estaba bastante lejos del primero y cuando llegué estaba mortalmente congelada, lo peor de todo era que mi trampa seguía vacía ¿pero que me esperaba? ¿Sabía que los hombres lobo existían? Sí ¿tenía pruebas de ello? Sí ¿podría atrapar uno? Parecía que no…
Después de realizar con la segunda trampa plateada lo mismo que con la primera fui al lugar donde tenía situada la tercera, que mira tu por donde, estaba vacía también.
-¡Mierda! –maldije dándole un puntapié a la herramienta, que se cerró cortando el aire. -¡Nunca pillaré uno a este paso! –pero que frustrada me sentía.
-Desde luego no si pones esas estúpidas trampas que pueden percibirse a kilómetros. –dijo una voz grave a mi espalda.
Asustada me giré y descubrí la figura imponente de un hombre que me observaba con los brazos cruzados. Sólo pude percibir su silueta en las sombras pero sabía que era peligroso. Estaba sola en el bosque, lejos de mi casa y de la civilización, únicamente acompañada por la presencia de ese hombre desconocido que parecía saber que me traía entre manos.
-¿Quién eres? –le pregunté alerta.
-¿Para que quieres atrapar a un hombre lobo? –preguntó él obviando mi pregunta y acercándose a mí. Le apunté con la linterna y él bloqueó el rayo de luz que lo había cegado con la mano. – Deja de hacer eso y contéstame. –me ordenó.
-Eso es asunto mío, ¿Quién eres? –volví a preguntar.
-Tu presa. – dijo en un tono muy delator.
Sin pensarlo dos veces eché a correr en dirección contraria a él. Ciertamente podría ser un hombre lobo porque sabía lo que yo tramaba, y desde luego no había sido lo suficientemente tonta como para andar divulgando que estaba haciendo algo así. ¿Y ahora qué? Estaba preparada para atacar a un licántropo herido y debilitado por la plata, no para matar a uno en perfectas condiciones.
El suelo por el que corría era bastante uniforme y evité las caídas, pero sentí como cuatro pesadas patas golpeaban un suelo cercano al que yo pisaba con fuerza. Se había convertido y ahora la cazadora era cazada.
Corrí y corrí sin mirar atrás, jadeando y muerta de frío y miedo. No sabía a donde me dirigía, sólo pensaba en aumentar la distancia que separaba a esa bestia de mí, pero en el fondo sabía que era imposible. Jamás podría ganar a la carrera a un lobo, pero tenía que intentarlo. ¿Por qué no me había atrapado ya? Sabía que podía hacerlo. Empecé a notar mis piernas débiles y cansadas, no estaba acostumbrada a hacer ejercicio y ahora mi pereza me pasaba factura.
El relevo empezó a accidentarse y se fue convirtiendo en una cuesta que me llevaba hacia abajo, aumentando mi velocidad. Las rocas semienterradas eran difíciles de esquivar, tanto que tropecé con una y logré caerme. Después la gravedad se ocupó de dejarme caer rodando por la ladera sin control. Todo se había vuelto borroso y no pude hacer nada por parar de caer, hasta que sentí como me golpeaba en la cabeza con una piedra. Emití un jadeo sordo y seco y entonces un manto negro se cernió sobre mí. Lo último de lo que me di cuenta antes de perder la consciencia del todo era la sensación del agua fría bañando mi espalda.



Un terrible dolor de cabeza me recibió al despertar, froté mis ojos y al abrirlos tuve que esforzarme en enfocar. Estaba tumbada en una superficie cálida y blanda, supuse que una cama. Noté que no llevaba pantalones y que sólo una camiseta de tirantes me cubría el torso. Todo a mí alrededor se mostraba oscuro, una pequeña luz a mi izquierda me dejó adivinar que me encontraba en mi cuarto… ¡Un momento! ¿Y el lobo? Me pregunté alarmada y me senté de golpe sobre mi cama. Fue una mala idea, me mareé y me dejé caer sobre la almohada.
-Sólo fue un sueño… -dije suspirando aliviada.
-Lamento decepcionarte. –una extraña y ligeramente familiar voz masculina pronunció esas palabras.
En un rápido vistazo recorrí la habitación y lo hallé sentado en el suelo a mi izquierda, en la sombra, lejos de la delatora luz de la lámpara. Volví a erguirme asustada y retrocedí sobre la cama, hasta que mi cadera golpeó la esquina de la mesilla de noche.
-Tranquila, si hubiera querido matarte ya lo hubiera hecho ¿no? No tendría porque haberme molestado en sacarte de ese charco y traerte de nuevo a la calidez de tu casa, muy confortable, por cierto. Se hecha de menos un poco de carne cruda, pero bueno…
Lo miré con una expresión entre miedo y asco, luego él se levantó y se acercó a la cama. Esta vez no se ocultó de la luz y pude verle. Era alto como ya sabía, y también de constitución fuerte. Su aspecto era el de un hombre joven, su cabello era negro y corto y sus ojos parecían también del mismo color. Era atractivo. Calibré la posibilidad de salir de la cama y escapar, pero sería estúpido, me atraparía con facilidad. Vi que traía algo en las manos, pero no distinguí que era hasta que lo tiró sobre la cama.
-No es carne cruda, pero son comestibles. –comentó llevándose a la boca una de las chocolatinas. –Estarían mejor con un poco de sangre. –dijo mientras masticaba.
-Agh. –no pude reprimir ese gesto de asco, él se rió abiertamente y se sentó sobre la cama.
-Si te has creído eso es que no sabes mucho sobre hombres lobo. Come un poco. –indicó mientras me acercaba una de las barritas con la mano. Yo opté por ignorarle.
-Si no me has matado todavía es porque quieres algo. ¿Qué es? –pregunté seriamente.
Se metió el resto de la chocolatina en la boca y se recostó sobre el cabecero de la cama, mientras miraba al techo pensativo. Terminó de masticar y se dispuso a hablar.
-Veras, de un día para otro aparecen en mi bosque ciertos artilugios para atrapar a incautos. Estos artilugios tienen residuos de plata, y como nunca he visto a un cazador preocupado por acicalar sus armas me aventuré a suponer que alguien quería hacer daño a mis chicos, y aquí estoy. Investigando la causa y descubriendo al culpable. –me miró con una sonrisa que no mostraba sus dientes y me sentí inquieta ante sus palabras.
-¿Quieres decir… que eres el alfa?
-Bing, bing, bing, bing, bing… ¡premio al ganador! Va a resultar que algo si sabes sobre lobos. Mira, cielo, tú me dices que es lo que quieres de mi manada, prometes dejarnos en paz y yo no te hago daño. –él guardó silencio esperando mi respuesta, pero yo me limité a quedarme callada y a rodearme las rodillas con las manos. Si le decía la verdad no me creería, estaba muerta.
-¿Qué? ¿Alguien te obliga? ¿Te extorsionan? Di algo, no me estás dando muchas opciones.
-Nadie me extorsiona ni me obliga. –admití susurrando.
-Entonces, ¿Por qué lo haces? Y no me digas que querías a uno de nosotros como mascota. –me advirtió. Cuando lo miré confundida por su estúpida broma lo descubrí sonriendo. Si que era raro. No me quedaba más remedio, debía intentarlo. Suspiré resignada y me dispuse a confesar.
-Yo sólo… quería asegurarme.
-¿Asegurarte de qué? –me preguntó al ver que no continuaba.
-Pues… de que los lobos existían. Quería hablar con uno.
-¿Y que demonios pensabas hacer si hubieras logrado atrapar a uno? ¿Cómo lo sacarías de ese cepo, suponiendo que funcionara, sin terminar muerta?
-Con cadenas de plata. –revelé tímidamente. Otra carcajada estridente se abrió paso a través de sus labios. –Tenía también una pistola con balas del mismo material ¿no hubiera funcionado eso tampoco? –añadí mordazmente. No me gustaba que se burlara de mí.
Efectivamente eso fue suficiente para acallar sus risas y esta vez en lugar de una sonrisa tuve una mirada seria y enfadada. O hacía algo o podía darme por muerta. Con la mayor rapidez que pude cogí el gran colgante hecho de plata pura que estaba encima de la mesilla y lo puse como un escudo entre el licántropo y yo.
-¿En serio piensas que puedes aplacarme con eso? –inquirió con frialdad. Con un rápido movimiento cogió mi pierna con una mano y tiró de mí, consiguiendo tumbarme sobre la cama de nuevo, esta vez en una posición oblicua.
Sentí como se ponía sobre mí y me aterroricé. Me devoraría como a un conejo.
-¿A que esperas para atacarme? –me provocó al ver que todavía sostenía la cadena en mis manos. –Vamos, querías hablar con un hombre lobo ¿no? Pues habla. –me retó.
-Quítate de encima. -le exigí.
-¿Por qué? ¿No te gusta? –preguntó él pícaramente mientras se movía de forma sugerente sobre mí. Por alguna razón eso me trastornó. Sabía que era un hombre lobo, posiblemente un asesino, y sabía que no lo conocía, pero sentí una estúpida atracción por él. Seguramente dada porque no estaba acostumbrada a estar cerca de hombres tan imponentes y atractivos. –Hueles bien para ser una cazadora. –me susurró son sus labios pegados a mi oído.
-¿Por qué no me matas ya? Y no digas que es porque quieres saber la causa de mi búsqueda, a un alfa le interesaría proteger a su clan, no veo porque no me matas y listo. Tu misión estaría completada… así. –mi voz sonaba entrecortada porque el no dejada de mover sus dedos por mi hombro, como una ligera caricia.
-Me has pillado… pero entiende que un alfa jamás dañaría a su compañera. –giré mi rostro para verlo después de oír sus palabras. Él recibió mi mirada con otra sonrisa, una que dejaba entrever sus resplandecientes y perfectos dientes.
-¿Qué has dicho?
-Ya lo has oído… eres MI compañera. Mía. Sabes lo que significa ¿verdad? Y supongo que también sabes que no hay vuelta atrás. –Lo sabía, pero mi mente se negaba a creer eso. Era imposible. Yo no era como él. –No le des más vueltas, cazadora torpe. Piensa, buscabas hombres lobo, alguna razón habría ¿no? –le miré con un gesto interrogativo. Ni siquiera sabía decir por mi misma como había terminado buscando hombres lobo. –Me buscabas a mí. –contestó poniéndole solución al problema.
Él alzó la mano que tenía apoyada en mi cadera y cogió el collar que yo todavía tenía agarrado, el de plata pura, y lo enrolló en su mano, que luego colocó bien a la vista. No entendía nada, debería estar quemándose, haciéndose daño, pero no pasaba nada. No había gritos de dolor, ni hilillos de humo que salieran de su piel lacerada, no había nada. Mi cara debía ser un cuadro, por lo que él lucía una engreída sonrisa que suavizó cuando se volvió a dirigir a mí.
-Finalmente creo que no sabes mucho sobre hombres lobo, pero no te preocupes. Yo te enseñaré. –tras decir esto se inclinó y me besó apasionadamente. Sin poder evitarlo me dejé llevar y hundí mis dedos en su cabello, no podía creer el ansía con la que lo deseaba, cuando yo había demostrado ser bastante tranquila en lo que al sexo se refería. Él despertaba algo en mí que desconocía.
Tiré de su camiseta hasta que conseguí sacársela y luego volví a unir nuestros labios.
-Aprendes rápido. –me felicitó cuando se apartó para tomar aire.
-Eso creo. –y volví a atraerlo hacia mí.
Sabía que sería una relación difícil, que no caería bien por eso de intentar cazar a algún miembro de la manada, pero dado que había sido tan inefectivo quizá no tuviera mucha repercusión. Pero todo eso ahora me daba igual, para mí sólo existían esas manos que recorrían mi cuerpo y esa voz que con cada beso me repetía que era suya.


5 comentarios:

  1. Estupendo relato Galena, me encantó!!!
    Me fascina como te expresas y tu originalidad, definitivamente tienes que continuarlo!!

    ^_^

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  2. me kede cn ganas de saber cm la acepta la mananda el k pasaraaaa pero me gustooooo...

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  3. No me estraña nada que vayas ganando. Me encanta como te expresas... los detalles y la profundidad que le das a las escenas...Me fascina la idea de que contines esta historia y si lo haces por favor avisame. Agregame al face (Electrica Cullen Black)o pasa por mi blog (http://electricaobsesion.blogspot.com) y dejame en aviso en el cbox.
    Muy buena historia y muy bien contada !!!

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  4. Me encantó! ojalá fuera más largo para seguir leyendo!!!! está muy muy bueno :D

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  5. Muchas gracias chicas por vuestras palabras, la verdad es que no me esperaba para nada recibir tantos votos, no creo que mi historia sea la mejor y la verdad es que yo esperaba que ganara Aura con su relato Un amor imposible, porque me gustó mucho cuando lo leí, y por ahí también hay otros muy buenos. Estoy muy sorprendida, y Electrica, ahora me paso por tu blog.

    Un abrazo a todas y mucha suerte!!!!!!!!!!!

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