miércoles, 11 de abril de 2012

MI AMOR DESPRECIADO CAPITULO 23

Esta historia le pertenece a Kassi en su blog “Luz de cristal”
Espero que os guste y dejéis vuestros comentarios.

MI AMOR DESPRECIADO
SUMMARY: Definitivamente me pasaba algo malo, ¿de verdad quería a mi mejor amigo, a mi casi hermano?, la única respuesta que había era clara. SI, LO QUERÍA....Secuela de Odiando a mi amado. 
Clasificación: M

CAPITULO 23

POV Robert

Cuando salió de su boca las palabras “y tú qué quieres” me vi tentando a contestarle groseramente, quizás incluso cruelmente, y todo eso abarcaba desde un “vete por donde viniste” a un “muérete, sucio bastardo”, pero me limité a controlar la furia que  corría por mis venas y tomé de la mano a mi bella damisela, la obligué a mantenerse a unos pasos de distancia de él, procurando interponerme entre ellos.

-Quiero la verdad-pronuncié cada palabra claramente, callé, mirándole a los ojos desafiante,  sabía que estaba intentando pensar rápido pero eso no funcionaria, nada funcionaria ahora porque el futuro que él tenía pensado para Nessie ya no tendría oportunidad de cumplirse, estaba acabado.

-¿Qué verdad?-alzó una ceja, se estaba haciendo el estúpido, ambos lo sabíamos bien, toda mi familia comenzó a acercarse lentamente, pero parecían mantenerse alejados, dejando espacio a la discusión.

-Bien, si no la cuentas tú, la contaré yo-apreté la mano de Ness, ella me miró a los ojos y sonrió, confiaba en mí plenamente.

-Sé lo que pretendías hacer casándote con Nessie, y antes de nada he de decirte algo-sonreí triunfante –Ya  no la intentes recuperar es demasiado tarde-hice que alzara su mano enseñándole el pequeño anillo que llevaba en su dedo anular, se lo había puesto unos minutos antes de que nuestros padres interrumpieran en la boca y allí seguía brillante, mostrando al mundo entero que ella al fin era solo mía-ella es mi esposa, MIA –le miré a los ojos de nuevo, algo se había iluminado como una brecha de odio hacia mí.

-Tú, maldito cab…-alcé mi mano para que callara.

 -Ya sabemos lo que me vas a decir, pero yo a diferencia de ti, no me caso con ella solo por su dinero, sino por amor, no sé si sabes qué es eso, igual solo sientes ese sentimiento hacia ti mismo y no estoy seguro de que puedas llamarlo así-no di ningún paso ni si quiera le deje ver un rastro de duda en mí, o una debilidad, simplemente seguí soltando todo lo que tenía que decirle – tu parecías ser listo, pero hay cosas que no se deben contar a los amigos, ni si quiera a los más confiables, tu querido plan se ha ido al traste aunque bien te pareciera infalible, había lagunas que deberías haber solucionado como por ejemplo el quitarme de el medio cuando pudiste, ¿demasiado fácil?, no incordiaría verdad, pero…aquí estamos, y aún a riesgo de parecer un cabrón como bien tú querías decirme, yo te he ganado en esta guerra, y no librare ninguna otra.

Vi a James dudar, su nariz hizo un leve movimiento, como si hubiera comenzado a tener un molesto tic.

-¿Es cierto todo eso?-se interpuso Edward, era más que razonable que quisiera saber la verdad cuando su hija estaba en medio de todo ese asunto, y además de que el dinero del que se estaba hablando era el suyo.

-¿Van a creer a este pordiosero?-preguntó a la defensiva James, me contuve lo suficiente como para no partirle al menos la nariz.

“Pordiosero” comenzó a repetir mi mente una y otra vez con su voz, cada vez estaba incluso más nervioso que en el segundo anterior y no sabía cómo eso era posible.

Reí en seco antes de contestarle a su pregunta.

-Me conocen desde que nací, a ti desde ¿Cuánto? Como mucho hace unos meses; yo nunca les di un motivo para dudar de mi honestidad, y tu…sin embargo dejaste a su hija ir sola, y casi la violan, yo veo ese simple detalle un motivo para dudar de tu persona, sin mencionar que has comenzado a tener un tic en la nariz que demuestra lo nervioso que estás, alguien que no tiene nada que esconder no estaría así-alcé una ceja sonriendo amplio- Creo que confiaran mas en mí, lo siento.

James calló un instante, Edward le observaba fijamente, ninguno se atrevió a cortar el tenso silencio que allí reinaba, solo el ruido de la ciudad hacía de aquello algo “normal”.

-James, si eres capaz, niégamelo a la cara-vi a Edward adelantarme, estaba totalmente recto, su mandíbula marcada, apretada casi esperando que le dijera que todo era verdad, un aire violento le envolvía, y por primera vez lo vi agresivo, y podría decirse que incluso le tuve respeto, tirando a miedo.

Él se no se lo negó se quedo callado, mirándole tan intenso como Edward lo hacía, le contestaba esa mirada fiera con otra del mismo carácter.

-Tengo dos opciones para ti, señorito-calló un segundo antes de tomar aire y proseguir- sabes bien que tengo influencia sobre las mentes de los demás ricos, soy el hijo del gran médico cirujano, y además voy a sustituirle pronto, reviso a los hijos de todos y cada uno de los de esta calle, y confían en mí, puedo destruirte con solo chasquear los dedos y contar lo que pretendías hacerme a mí y a toda mi familia, así que la primera opción es contar la verdad y que no puedas volver a hablar con nadie de esta ciudad sin que te miren como un falso, y por lo tanto no puedas embaucar a ninguna niñita consentida rica, o la segunda opción es dejarte marchar con la lección aprendida, intenta hacer de tu vida algo provechoso si no tienes dinero pero como me entere de que has vuelvo a intentar hacer realidad tu descabellado plan, ya sabes lo que vas a tener-la vena de la frente de Edward se había vuelto ligeramente más gorda, su furia casi podía masticarse en el ambiente, y su cuerpo era algo antinatural, aún sin ser un fortachón, imponía.

-Yo…-Intento decir algo, pero James calló enseguida, miro de reojo a Nessie, y asintió-Bien, supongo que efectivamente has ganado esta guerra Robert-dijo mirándome sobre el hombro de Edward-en cuanto a usted señor, bien jugado, no creo volver a entrometerme con una niñita rica, al parecer son más inteligentes de lo que pensé, o al menos tienen a alguien quien los proteja-calló finalmente, y dio unos pasos, hizo que Edward se apartara de su sitio, y yo hice lo mismo dejándole espacio para que se fuera por donde había venido, al fin.

-Que te aproveche tu mísera vida-le murmure cuando pasaba a mi lado, me hecho una leve mirada asesina y se fue sin mirar atrás.

En el momento que se alejó de nosotros, supe que saldría para siempre de nuestras vidas, algo dentro de mí me lo estaba gritando y agradecía por ello; además la tensión que se había estado acumulando en el ambiente pareció disiparse momentáneamente, y Nessie recobro su sonrisa besando mi mejilla.

-Ojala no volvamos a verlo por estos lares-murmuró Edward, la tensión acumulada en su cuerpo, hacia que su cuerpo estuviera en posición de defensa, con los hombros alzados y las venas hinchadas de la rabia.

-Cálmate o te dará una neurosis querido-le dijo Bella, le tomo de la mano suavemente-deberíamos entrar y llamar a Alice, no creo que le haga mucha gracia que su única sobrina se haya casado sin contar ni siquiera con ella, ni en los detalles, ni preparativos, ni invitaciones –miró a Nessie sobre el hombro- prepárate, va a estar enfadada –Bella río bajito antes de entrar a su casa.

Entramos en todos en casa, no sabía bien que debía hacer, supongo que podía decirse que por fin todo estaba en paz, pero yo sentía que faltaba algo, quizás el hacerlo público delante de todo el mundo, ¿o eso era lo menos importante?, apreté la mano de Nessie; si, nos quedaba irnos de Luna de miel, definitivamente.

-Vamos a llamar a tía Alice- susurró ella, soltando mi mano, tomo el teléfono con miedo, y marco lentamente los números uno a uno, supuse que el timbre estaba sonando hasta que por fin tomo aire para hablar.

-tía Alice, te tengo que contar algo que no te gustara…-espero un segundo la contestación- no, no es eso..-siguió esperando cuando la volvió a interrumpir- No, es que, me escapé supongo te lo dijeron mis padres...y si no pues...-corto lo que hablaba y siguió a los pocos segundos- ajá bueno, pues que me casé de incógnito y no te llamé porque era de incógnito-suspiro cuando escuchó el grito de su tía Alice, más que regañándole estaba indignada- no, tía Alice, no quiero fiestas...pero... pero…-calló y me miró medio rendida- ok, no tengo derecho a opinar, me lo merezco sí, ok..Nos vemos en la noche, te quiero- colgó el teléfono y le estuve mirando hasta que me decidió contar lo que le había dicho.

-Por lo visto tenemos fiesta está noche, con todos “mis amigos” y los de mi familia, lo siento-susurró tomándome de la mano, beso suave mis labios y asentí, le sonreí quitándole importancia.

-No importa, mi amor-de la mano que me había cogido, fuimos hasta su cuarto, nuestros padres no estaban demasiado pendiente de nosotros si no que se preocupaban en discutir sobre el asunto de James y que harían ahora con nosotros, por ello aprovechamos para estar junto el poco tiempo que nos dejarían solos.

Después de un par de horas acurrucados en la cama de mi esposa, besándonos, y haciendo cosas románticas sin sexo, ya que no queríamos hacer nada si nuestros padres estaban en la casa, ella se vistió con algo elegante para la ocasión y fue a por un traje de su padre, que tenia la misma talla que yo, o eso me comentó, la verdad es que no me estaba mal e incluso me pareció que estaba elegante cuando me miré al espejo de cuerpo entero, me sentí incluso cómodo con la imagen que me reflejaba.

-Estas muy guapo mi vida-murmuró mi esposa, apareciendo a mi lado, le bese en modo de respuesta y acto seguido salimos de su cuarto, no demoramos en coger el coche e ir a la fiesta que su tía Alice nos había preparado, por lo visto nuestros padres se habían ido adelantando mientras tanto supongo que para contarles toda la historia versión alargada a Alice, su novio e inventar otra versión del caso de James a los amigos.

Al llegar a aquella otra mansión llamamos a la puerta, yo al menos sentía algo de nerviosismo, no quería ser examinado por cientos de miradas que buscaban fallos para luego comentarlos, sentí pánico antes de que la puerta se abriera y me dejara ver a la reluciente Alice que yo siempre había conocido.

-Bienvenido chicos, ¡Ohhhh, pero mira que hermosa pareja hacen, no lo puedo creer!-dio unos pequeños saltitos y abrazo a Nessie casi de improvisto, luego se acerco a mi e hizo lo mismo con la misma intensidad- pasad por favor, os estábamos esperando.

Pasamos a la habitación principal supongo que lo hicimos bien cuando al llegar mi perfecta esposa, se inclino levemente ante la mirada de todos, Alice se acercó por un costado para anunciar su llegada.

-Aquí llegaron los recién casados!-todos comenzaron a murmurar pero era solo una milésima parte del todo que iba a constituir toda la sociedad que conformaba a los ricachones de esa ciudad así que debía de ir acostumbrándome a esas intensas miradas, claro que ninguna lo suficientemente punzante como para hacerme mover de mi sitio y bajarme la felicidad, todo podía decirse era perfecto.

Claro que no me sentí tan mal, cuando vi a mis amigos también por allí escondidos entre la gente, los distinguí por la cabellera roja de Victoria pero no tuve mucho tiempo de hablarles, de igual manera me sentía feliz al conocer a cada persona de las que me presentaban, por primera vez en mi vida sentí que me daban una oportunidad de entrar a su grupo social, además de mirarme sobre el hombro como si fuera el hijo de dos tipos de clase media, el amigo colado de la rica, era triste que para conseguir que me aceptaran debía ser el futuro heredero junto con mi esposa de la herencia Cullen, de lo cual no había pensado hasta ahora y ni mucho menos me sentía incomodo porque yo no me iba a convertir de el día a la noche en médico, yo iba a seguir arreglando coches, e iba a invertir el dinero como el Edward me aconsejase de tal modo que mis futuros hijos pudieran disfrutar de una casa cómoda y el poder obtener las cosas básicas para la comodidad, sin necesidad de ansiedad.

-Felicidades por la boda-dijeron unos amigos de la familia de Ness, yo la observe sonreír pero su mano no se apartaba de la mía, las notaba unidas y calientes, decidió entonces pasarla por mi cintura y hacer de todo aquello un pequeño espectáculo demostrando nuestro amor, se puso un poco de puntillas, pues siempre que me iba a dar un beso lo hacía y me beso lentamente los labios, sus manos se apoyaban en mis hombros y cuando se separó se quedo pegada a mí, observando mis ojos y acaricio su mejilla con la mía, dejando su boca cerca de mi oreja.

-No soy nada sin ti…por siempre y para siempre juntos-dijo medio riendo al separarme vi el brillo de sus ojos, su felicidad resaltando en todo aquello que le veía sentir, y como su felicidad era la mía, no pude sentir más que mi pecho hincharse de orgullo y amor al mismo tiempo, y si es que alguien pudiera morir de amor, yo ya lo habría estado.
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Y aquí está el último capitulo antes de el epílogo.

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